El pensamiento filosófico de Occidente, desde el siglo I hasta finales de la Edad media, es desarrollado exclusivamente dentro de la fe cristiana, y de ahí que se considere esta larga época como la época de la filosofía cristiana por excelencia. 

La filosofía medieval ofrece algunas características generales que conviene tener en cuenta:

 

1. La síntesis entre razón y fe, o filosofía y teología

2. Las grandes escuelas del pensamiento griego – Platón, Aristóteles, el Estoicismo, el Neoplatonismo – siguen vigente. 

3. La continuidad y la ausencia de grandes originalidades es, precisamente, otro de los rasgos a destacar en la filosofía medieval cristiana. Se le viene llamando, por eso, “philosophia perennis”. 

4. En el siglo X surge lo que se ha llamado filosofía escolástica. 

 

Durante la Edad Media la filosofía bebió del cristianismo, por el que explicaba la existencia y los fenómenos del mundo que les rodeaba. La Verdad era buscada en la Biblia, libro de máxima sabiduría junto a Los Evangelios, según los cuales Dios creó el mundo y a todas las personas. El cristianismo se convertirá, además de en una religión, en una solución para dilucidar las cuestiones más comunes en la época, cambiando el paradigma que había imperado en la filosofía de la etapa anterior, la helénica. De la Edad Medieval hemos conservado magníficas obras filosóficas que han servido no sólo como base sino también como inspiración a multitud de estudiosos en etapas posteriores. Son conocidas las interpretaciones que hacen de los anteriores y las que los nuevos hacen de ellos. Recuperaron a filósofos olvidados por siglos, colocándolos en el lugar que merecían. 

 

 La primera etapa en la filosofía medieval es aquella que corresponde a la articulación definitiva de los dogmas cristianos, su defensa ante otras religiones y a la iniciación a la humanidad en la Verdad de Cristo, la única posible. Estos primeros hombres fueron llamados Padres de la Iglesia y su estudio y difusión se denominó Patrística a manos de autores como Hipóli

Si atendemos al segundo, encontraremos sus teorías encuadradas en lo que se ha dado en llamar neoplatonismo y es que a él corresponde una reinterpretación de Platón bajo un tinte cristiano: Agustín (354-430) es el último gran filósofo de la antigüedad y principio de la modernidad, el límite entre dos formas de entender y pensar la filosofía. Se presenta como un buscador afanoso de la Verdad que hace del Saber una cuestión de vida o muerte y ello lo consigue al describir, según sus escritos, la profunda vena religiosa de Platón resumida así: no hay posibilidad de conocer sin amar porque el conocimiento es amor y sólo amando, llegando a Dios, conocemos con certeza. Todo conocimiento de Verdad se conoce a través de la luz de Dios.

A través de la Patrística -del estudio de los padres- San Agustín recibe la oportunidad de solucionar el problema de Fe y Razón aunque no parte de distinguir entre la religión y la filosofía sino que considera a las dos como soluciones equivalentes para una necesidad vital del hombre que es la posesión de la Verdad. San Agustín los identificó sin confundirlas, sabía que la razón religiosa se alcanza con la Fe y la razón de la filosofía se alcanza con la razón. 

La segunda etapa en la filosofía medieval, la Escolástica, surgirá a partir del siglo XIII. Dicha centuria se convertirá en el de la metafísica, consecuencia del conocimiento de Aristóteles y del neoplatonismo greco-árabe cuyo objetivo principal es descubrir las causas profundas o esenciales y después practicar a partir de ellas el método científico por excelencia con la reinterpretación de Aristóteles, gracias a nuevas traducciones que se realizan en las Escuelas y Universidades entre las que destacaremos la Escuela de Traductores de Toledo. En estos espacios, surgidos todos en tiempos del Medievo, se va a cultivar un saber principalmente teológico y filosófico por el que a través de la ciencia de Aristóteles, se intentará explicar la existencia sobrenatural de Dios. A pesar de que la Escolástica es principalmente teología, es esencialmente filosofía. Así los dice dirá Julián Marías: la Escolástica trata problemas filosóficos que surgen con ocasión de cuestiones religiosas y teológicas.  El máximo representante en nuestro país será Averroes quien se afana por una interpretación literal del filósofo griego, afirmando la existencia de la Doble Verdad, representada en la religión y la filosofía. Averroes, cordobés, ha obtenido el reconocimiento por ser el filósofo que consagró el triunfo de Aristóteles entre los árabes, a quien procesa una profunda admiración, como lo demuestran sus tres obras en las que comenta los libros del griego, ejerciendo una influencia profunda entre los latinos.

Lejos de nuestras fronteras encontramos a Santo Tomás de Aquino quien desarrolló una teoría que conjugaba las posibilidades del cristianismo con las ideas aristotélicas, que con el tiempo se convertirán en las ideas oficiales del catolicismo.

 

RELACION FE-RAZON

El cristianismo tiene relación con la filosofía, porque ha introducido doctrinas concretas que influyeron decisivamente en la historia del pensamiento. Como ejemplos, baste citar: el concepto de la creación del mundo por Dios, que va a determinar una nueva ontología basada en el ser necesario y el ser contingente y, como consecuencia, una nueva visión de la naturaleza; la consideración del hombre como ser libre y responsable de su destino , que engendrará una nueva antropología personalista; la introducción de la filosofía de la historia, en contraposición a la concepción fatalista y cíclica de los griegos y, en fin, la concepción de Dios como persona. Los grandes misterios de la fe tales como la Trinidad, la Encarnación y la Eucaristía, obligaron, por otra parte, a replantear determinados conceptos filosóficos: naturaleza, persona y substancia.

Si el cristianismo tiene una relación innegable con la filosofía, hay, sin embargo, aspectos problemáticos que obligan a plantear la cuestión de la relación entre fe y razón y que da pie a posturas distintas como veremos en la filosofía de Santo Tomás y San Agustín.

La fe, en efecto, es el peldaño de la intelección, y la inteligencia es la recompensa de la fe” . ( S. Agustín Sermón 126, 1.)

 

Pues ciertamente lo que ahora estoy hablando lo hablo para que crean los que aún no creen. Y, sin embargo, si no entienden lo que hablo, no pueden creer. Por lo tanto, en cierto modo es verdad lo que él dice: “Entienda yo y creeré” ; también lo es lo que digo yo con el profeta: “Más bien cree para entender. ¡Ambos decimos la verdad; pongámonos de acuerdo. En consecuencia, entiende para creer, cree para entender . (S. Agustín, Sermón 43, 9.)

"La fe no está contra la razón, sino sobre la razón, y por tanto no se dice que se niega a la razón como si se destruyese a la verdadera razón, sino que la cautiva en obsequio de Cristo". (St. Tomás, Comentario a las Sentencias de (Pedro Lombardo (In III Sent.  dist.23, q.2, art.4, ad-3)

 

"Sobre lo que creemos de Dios hay un doble orden de verdad. Hay ciertas verdades acerca de Dios que sobrepasan la capacidad de la razón humana, como es, por ejemplo, que Dios es uno y trino. Hay otras que pueden ser alcanzadas por la razón natural, como la existencia y la unidad de Dios, etc., que incluso demostraron los filósofos por la luz natural de la razón.” (Suma contra gentiles Libro I cap. III. )

 

“en lo que respecta al origen de los respectivos conocimientos, se ha de defender una autonomía de la razón y una autonomía de la fe . (Suma contra gentiles Libro I cap. III. )

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